- Creo que la fe es muy injusta. Me parece muy injusto que unas personas tengan fe y otras no la tengan.
- ¿Por eso ha dejado de ser feliz?
- No, solo era una idea, algo que se me ha cruzado por la cabeza.
- ¿Que le pasa?
- En la tienda no tienen el helado que me gusta.
- En su vida…
- Cuando somos felices no nos damos cuenta. Eso también es injusto. Deberíamos vivir la felicidad intensamente y tendríamos que poderla guardar para que en los momentos que nos haga falta coger un poco, del mismo modo que guardamos cereales en la despensa, o recambios de papel higiénico por si se acaba, ¿entiende?
- ¿Porque necesita recambios?
- ¿Y usted no? ¿Ya es suficiente feliz?
Cosas que nunca te dije, ISABEL COIXET
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